Nuestro cuerpo es una joya que sirve además como soporte animado a todas aquellas joyas que vamos adquiriendo con el paso de los años. Estas joyas materiales se usan y luego se guardan hasta la próxima utilización. Eso era hasta ahora. Una joya puede tener más vida. Puede trascender lo ornamental para adquirir una nueva categoría: la de escultura. Así las veo yo, como esculturas, y por eso las hago fotos y las presento en la página web, para que exista un recorrido visual por ellas.
Mis libros-joya están realizados en diversos metales: cobre, plata, estaño… Estos materiales terrenales no perecederos, junto con el diseño que deja emerger la vida interior que ocultan, otorgan a estas esculturas un carácter único y original, con formas y volúmenes que, por ejemplo, en el caso del cobre transmiten además su energía, reduciendo los estados de estrés y ansiedad. Por ello, además de medio de ornato y embellecimiento exterior, se convierten en elemento de transmisión de la protección y la fuerza de la naturaleza, proyectándose estos dones a aquellos que las adquieren, que las cuidan y que las admiran. Aquellos que comparten con ellas un momento común en la existencia, ya sea breve, en su contemplación, o prolongado, en su posesión.
Son pequeños libros-joya hechos para ser llevados como colgantes, broches o pulseras, que cuentan historias, guardan emociones pasadas y catalizan la aparición de emociones presentes, que trascienden al futuro. Es la materia y lo escrito, que se comunican de varias formas con las personas que los llevan. Son páginas animadas para acompañar el día a día con una frase o unas palabras del poeta preferido. Textos, ideas, conceptos, materia, energía, protección, belleza… ¿qué ves tu en ellas?
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